La práctica educativa docente es una actividad dinámica y reflexiva que considera los sucesos que acontecen en la interrelación entre estudiantes y docentes e incluye la mediación didáctica ocurrida antes, durante y después de la práctica en el aula en función de los objetivos de aprendizaje formulados. Es en este sentido que Pérez (2016) señala que la práctica educativa del docente es el conjunto de interrelaciones que entrega el docente como facilitador del aprendizaje. Al respecto, García, Loredo y Carranza (2008) indican que la practica educativa comprende tres fases que se relacionan entre sí de manera interdependiente: planeación, interacción y reflexión sobre los resultados obtenidos.
Es relevante mencionar que, en la etapa de planeación, el docente conozca el perfil de los estudiantes, sus expectativas, experiencias y cantidad de estudiantes en el aula, entre otros aspectos, con la finalidad de planificar y diseñar sus estrategias didácticas síncronas y asíncronas y tener los materiales requeridos para facilitar el proceso de enseñanza aprendizaje. La fase de interacción se refiere a las actividades de enseñanza aprendizaje que el docente y los estudiantes realizan durante la sesión de clase. En este contexto, Coll y Solé (citado en Ventura, 2011) resaltan que esta fase incluye lo sucedido en el aula, lugar en donde interactúan de manera articulada y armónica los tres pilares de las buenas prácticas docentes: estudiante, docente y contenido, conocido como el triángulo didáctico interactivo.
El docente debe prestar atención a la interacción de estos tres pilares de manera equilibrada para que se genere un espacio de aprendizaje, y que ningún pilar predomine ni se imponga sobre el otro. Por último, en la fase de reflexión sobre los resultados obtenidos se analiza el nivel de logro de aprendizaje en función de la interacción que se dio en el aula entre docente, estudiante y contenido con el fin de construir o reconstruir una propuesta articulada de la práctica educativa docente.
Calidad Académica ESAN.